Huagapo
Su nombre procede de dos voces quechuas: Huaga y Apu, la primera, significa “lágrimas”; la segunda,” poderoso” formando así: “lágrimas del poderoso”. O también llamada la Gruta que Llora. Ha sido explorada hasta los 2800 m de longitud. En su interior se aprecia estalactitas y estalagmitas de formas caprichosas, algunas semejan figuras humanas o de animales. Entre las figuras que se encuentran tenemos la catedral, la virgen, el cocodrilo, el caballo, la calavera, etc. En la entrada se localizan pinturas rupestres. Los primeros 180 metros es de un fácil recorrido, a partir de los 300 metros se hace más difícil y oscuro, es necesario llevar equipos especiales. La gruta se forma y es recorrida por un riachuelo subterráneo de aguas cristalinas, que sale de la gruta a través de un túnel formando una hermosa cascada.

Cuenta la leyenda que, hacia el año 1460, cuando el Inca Pachacútec envió a su hermano Cápac Yupanqui, para someter a los Tarumas o Taramas. Para ello, se dirigió a Tarmatambo, donde los tarameños se encontraban asentados, gobernados por el cacique Mayta Puma, valiente guerrero, respetado y amado por su gente.
La cercanía de los cuzqueños, dispuestos a acorralar a los Tarumas, le fue comunicada a Mayta Puma, quien, considerando la poca resistencia que ofrecían las murallas de Tarmatambo, tomó la decisión de enfrentarlos. Reunió, entonces, a sus hombres instándolos a luchar a muerte para defender la libertad de su pueblo.
Alertado de la cada vez más cercana presencia del enemigo, Mayta Puma decidió esconder en la gruta a las mujeres, niños y ancianos; ordenándoles que no abandonen dicho lugar hasta su regreso. Partió luego con sus hombres rumbo a Shoguemarca según lo planeado.
Tan pronto como hubieron llegado a la ciudadela amurallada, los sorprendieron los gritos de guerra del ejército de Cápac Yupanqui, que, con hondas, mazos y lanzas, se abalanzaron sobre ellos, produciéndose el choque de ambos ejércitos. Hasta que los cuzqueños se hicieron de la victoria.
Los familiares se mantuvieron escondidos en la gruta, en espera eterna del regreso de quienes jamás regresarían. Cuentan los lugareños, que por las noches, se escucha en el interior de la gruta, susurros y quejidos lastimeros, que se cree provienen de las almas de los familiares indefensos que quedaron atrapados en su interior. A la fecha ninguna persona o expedición ha llegado a explorar totalmente la gruta, considerada una de las más profundas de Sudamérica, con aún muchos misterios por develar.